Ecomuseo Municipal de las Apiculturas del Mundo
Gamellón para miel de Viana de Mondejar
Gamellón para miel de Viana de Mondéjar
(Anterior a 1900) Cedido por Alfonso de la Torre. En su día fue comprado por su abuelo Evaristo de la Torre.
Este tipo de recipientes para miel, eran habituales en algunos lugares de la Alcarria. En ellos solía cristalizar la miel, por lo que había que proceder a su extracción mediante paletas de hierro, con lo que se efectuaba un proceso de rotura de cristales, quedando como resultado una miel cremosa y suave.
Se trata de un gamellón de una sola pieza, con unas medidas de 210 centímetros de largo, por 70 de alto y 70 de ancho, con un hueco realizado en su interior de unas medidas de 170 centímetros de largo, 60 centímetros de profundidad y otros 50 centímetros de ancho, lo que da una capacidad de 510 litros, y por tanto, tiene una capacidad de almacenaje, lleno total, de 700 Kg. de miel, siendo su capacidad operativa útil de unos 600 kilos, o tal como se pesaba en la época unas 52 arrobas castellanas, equivalentes a trece quintales. (Arroba= 11,5 Kg. Quintal = 4 arrobas)
El volumen total del tronco, antes de su vaciado era de 1,029 m3, y el volumen de madera, después de vaciado es de 0,51 m3. Teniendo
en cuenta que la densidad media de la madera de olmo, con el 12% de humedad es de 0,69, el melero tiene un peso aproximado en vacío de 350 kilos.
Este tipo de “contenedores” para miel era habitual en la zona, teniendo noticias de otro del mismo propietario, un poco más pequeño, y que fue vendido hace años. En otros pueblos este tipo de recipientes era denominado meleros o meleras, dependiendo de quién los nombrase.
Por lo general, disponían de una tapa realizada con tablas y fijada al cuerpo principal mediante hembrillas de herrero, a veces fijadas al cuerpo del gamellón mediante herraduras viejas clavadas en la madera, aunque en algunos casos también mediante tiras de cuero fijadas a las partes mediante tachuelas. Bajo la tapa se colocaba una loneta de tela de costal cubriendo la miel para mejorar su almacenaje e impedir la entrada de polvo sobre la miel.
Este gamellón presenta una peculiaridad que no suele existir en meleros más pequeños, y es el disponer de unas ranuras en sentido vertical que permiten el dividirlo en dos partes para ajustar su uso a las necesidades, bien de almacenar dos tipos de miel, o bien cuando la cosecha es más escasa, evitar que la miel se extienda por todo el fondo del gamellón ofreciendo mas superficie de exposición al aire y menor altura, con la consiguiente menor decantación.
Mediante estas ranuras, y mediante la adicción de unas tablas preparadas al efecto el gamellón quedaba dividido en dos partes, una de ellas de un tercio aproximadamente y la otra de dos tercios. Para garantizar el sellado de las partes, una vez colocadas las tablas, se aplicaba un baño de cera.
Por lo general, la parte pequeña era destinada a contener la miel de romero de la cosecha del temprano, mientras que la parte más grande era utilizada para almacenar la miel de espliego procedente de la cosecha del tardío y generalmente más abundante.
Para facilitar la conservación de la miel, y evitar humedades, este tipo de recipientes se solía colocar separado del suelo, bien mediante orejuelas talladas en el mismo tronco o bien mediante su colocación sobre tacos de madera, como es el caso de este melero.
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