La
actividad apícola a lo largo del año, 1999
Cuaderno didáctico de Medio Ambiente nº 25
Aula Medioambiental del Real Jardín Botánico Juan Carlos I
Universidad de Alcalá
PRIMERA INSPECCIÓN DE PRIMAVERA, COLMENAS
ZANGANERAS
NECESIDAD DE ALIMENTACIÓN SUPLEMENTARIA Y ALIMENTACIÓN
ESTIMULANTE
REVISIÓN DE PRIMAVERA, LIMPIEZA Y DESINFECCIÓN
DE FONDOS
LABORES DE ESCARZO Y SU EQUIVALENCIA EN APICULTURA
MOVILISTA
OBSERVACIÓN DE ENFERMEDADES DE INCIDENCIA
PRIMAVERAL
AMPLIACIÓN DE VOLUMEN, PUESTA DE ALZAS
ENJAMBRAZÓN
NATURAL Y ARTIFICIAL
LA GRAN MIELADA, LLENADO DE ALZAS
EXTRACCIÓN DE LA MIEL DE COLMENAS RUSTICAS Y
MODERNAS
La actividad apícola, al igual que otras muchas actividades agrícolas
y ganaderas, está sujeta a una gran variabilidad en su desarrollo, ya que se
encuentra condicionada por múltiples factores, cada uno de los cuales incide de una
manera determinada e interrelacionada con el resto, haciendo que cada
campaña tenga sus peculiaridades diferenciales sobre todas las demás.
No obstante, y dejando por sentado esta variabilidad, se puede
establecer una secuencia de labores apícolas que sirva de guía de las faenas a
realizar para el apicultor no muy avezado, teniendo en consideración todos los
trabajos necesarios para el correcto tratamiento de las colmenas a lo largo del
año apícola.
Es opinión generalmente aceptada que la campaña apícola
comienza en los meses de septiembre - octubre, cuando tras extraer la cosecha,
se procede a la preparación de la colmena para la invernada, ya que de ésta
depende el arranque y posibles expectativas de toda la
campaña siguiente.
En primer lugar,
debemos verificar el estado de todos los componentes de la colmena, reparando o
reemplazando las partes que presenten una conservación deficiente.
En la antigüedad, esta faena se realizaba mediante la practica
del lodado, las colmenas rústicas, se cubrían con barro que al endurecerse
ofrecía una buena protección frente a las corrientes de aire y humedades de
lluvia etc., a la vez que el barro ofrecía unas excelentes propiedades de
transpiración que facilitaban la eliminación de la humedad interior.
En la actualidad, con las colmenas modernas, debemos repasar la
base, alzas, tablerillo y tapa y sustituir las piezas que por deterioro no
ofrezcan una protección adecuada.
También es importante verificar que las colmenas están
adecuadamente levantadas
y aisladas del suelo para asegurarnos que la humedad no es absorbida por
la colmena, téngase en cuenta, que la humedad es una de las causas que más
inciden en el estado sanitario de la colmena, ya que facilita la proliferación
de hongos de todo tipo.
Otro punto fundamental a tener en cuenta al preparar las colmenas
para la invernada, es el estado de las reservas, siendo necesario revisar no
solo la cantidad de miel que las dejamos, sino la ubicación de la misma,
reestructurando el nido para que la miel esté siempre accesible a la bola de
abejas.
En caso contrario, puede ocurrir que la colmena muera de hambre
disponiendo de miel en alguna parte de la colmena, ya que a medida que la
temperatura desciende, desciende asimismo la movilidad de las abejas, siendo de
esta manera incapaces de llegar a la miel, autentico combustible de la colmena.
Por supuesto no podemos dejar pasar por alto la revisión de la
reina, eliminando, mediante reunión, todas aquellas colmenas sin reina o zanganéras,
ya que no tendrían ninguna posibilidad de superar el invierno.
Otros puntos a tener en cuenta son el afianzar las tapas mediante
piedras u otros pesos para evitar que se vuelen por los temporales, inclinar las
colmenas ligeramente hacia delante para impedir que el agua de lluvia pueda
entrar por la piquera, y sobre todo despejar de vegetación
los alrededores de la colmena, de manera, que los días soleados, cuando
salgan las abejas a realizar sus vuelos de limpieza, puedan encontrar la piquera
con rapidez y libre de obstáculos para evitar el enfriamiento
que provoca
una salida prolongada con la consiguiente
muerte de abejas.
Queda por fin el realizar la reducción de piqueras, para evitar
el ataque de los roedores, que en invierno buscan cobijo dentro de las colmenas,
donde encuentran calor y comida, sin que apenas las ateridas abejas puedan
defenderse al tener reducida su actividad vital al mínimo.
Durante el invierno,
es necesario realizar algunas visitas de comprobación al colmenar,
verificando que las tapas de las colmenas permanecen en sus lugares y cumpliendo
su función, que ninguna colmena ha sido volcada por el viento o
los animales, domésticos o
silvestres, que ningún reductor de piquera haya sido removido de su
sitio permitiendo la entrada de ratones etc.
Queda absolutamente desaconsejado la apertura de colmenas durante
el invierno, a no ser necesario por causas de fuerza mayor, o para proceder a la
solución de algún problema, ya que el propóleo que sella todas las posibles
rendijas, esta frío y quebradizo, y seria prácticamente imposible cerrar la
colmena asegurando la
estanqueidad
de la tapa, además, la apertura de la colmena en época invernal, obliga
a las abejas a un esfuerzo y un consumo suplementario
para restablecer las condiciones de aislamiento y temperatura de la
colmena.
PRIMERA INSPECCIÓN DE PRIMAVERA
A pesar de todos los cuidados puestos en la preparación de la
invernada, es prácticamente seguro que en la primera visita de primavera
aproximadamente a mediados de marzo, encontremos alguna colmena que por una u
otra razón ha quedado zanganéra. Sin ningún genero de dudas, no merece la pena
intentar salvarla, ya que prácticamente en la totalidad de los casos únicamente
conseguiríamos perder el tiempo, siendo sin embargo mucho más aconsejable
proceder a su reunión con otra colmena, operación de la que saldrían
beneficiadas ambas y que posibilitaría la obtención, mas adelante de un
enjambre, ya sin vicio, y con muchas mas posibilidades de progresar
adecuadamente.
NECESIDAD DE ALIMENTACIÓN SUPLEMENTARIA
En esta primera
visita de primavera, es importante tomar nota del estado de las reservas de cada
colmena, suplenentando aquellas que pudieran necesitarlo, y preparando el conjunto del colmenar,
en caso de que nuestros objetivos lo requieran, para la aplicación de
alimentación estimulante, que nos permita una gran población en el momento
adecuado.
REVISIÓN DE PRIMAVERA,
LIMPIEZA Y DESINFECCIÓN
DE FONDOS
También en esta
primera visita, y si la temperatura lo permite, procederemos a la limpieza de
fondos, ya que a lo largo del invierno, se van acumulando en el fondo de la
colmena toda una serie de detritus, opérculos de cera, y otros desechos, que forman un lecho de
cultivo idóneo para toda clase de enfermedades.
Para la limpieza
de fondos, conviene disponer de un
par de fondos limpios de forma que
reduzcamos al mínimo el tiempo de intervención en la colmena, procediendo con
rapidez a sustituir el fondo sucio por uno limpio,
pudiendo después
tomarnos el tiempo que resulte necesario para proceder a la limpieza del fondo
que hemos sustituido.
Para la realización
de la limpieza, procederemos al rascado concienzudo del fondo, siendo
conveniente flamearlo con un soplete, para acabar la limpieza con la aplicación
de unos polvos de azufre que restregaremos concienzudamente con una brocha dura
de pelo corto, eliminando el sobrante que no quede adherido a las paredes.
LABORES DE
ESCARZO Y SU EQUIVALENTE EN
En la antigua
apicultura fijista, al llegar la primavera se procedía al escarzo de las
colmenas.
Esta labor
consistía en quitar a la colmena los
panales viejos y negros por los sucesivos nacimientos, completando así la
renovación anual de toda la cera de la colmena, (la cera de la parte superior
se eliminaba al proceder a la cata) procediendo las abejas a estirar nuevos
panales con unas condiciones optimas de limpieza y sanidad para las sucesivas
generaciones de abejas.
En la apicultura
movilista, a veces se suele caer en el error de
reutilizar los panales estirados de
forma excesiva, convirtiéndose estos
en autenticas reservas de esporas y gérmenes que afectan al estado sanitario de
la colmena, por lo que es sumamente conveniente establecer un programa adecuado
de renovación de cera, siendo la primavera temprana la época idónea para
sustituir panales viejos por cuadros con laminas de cera, ya que en esta época
estiran las abejas con un coste mucho menor para la colmena.
Según va
avanzando la primavera y aumentando la temperatura media es preciso comprobar
periódicamente la extensión del nido de cría, continuando con la renovación de cera en función
del desarrollo que vaya adquiriendo
la colmena, y evitando que se
produzca el bloqueo de la puesta, lo que nos llevaría a una merma de población
de la colmena.
OBSERVACIÓN DE
ENFERMEDADES DE
La primavera es sin ningún genero de dudas un periodo critico en
la apicultura, siendo la época en la que se producen mas bajas y además de las
colmenas más potentes.
Por otra parte, determinadas enfermedades tienen una especial
incidencia primaveral, como la acariosis de las abejas adultas o el enfriamiento
de la cría, que ocurre cuando tras unos días de buen tiempo se produce una
bajada fuerte de la temperatura,
provocándose una contracción del nido de cría, llegando a producirse
la muerte de las larvas que al estar en la periferia
han quedado desprotegidas, enfriándose y muriendo.
Algunos apicultores establecen toda una secuencia de tratamientos
periódicos en plan preventivo, con el objetivo de proteger a sus colmenas de
las distintas enfermedades.
Las ultimas tendencias, y en opinión generalizada, esto es una
practica totalmente
desaconsejable, ya que como todo ser vivo las abejas disponen de sus
propios mecanismos de defensa y el empleo de tratamientos sistemáticos anula y
enmascara sus propias cualidades de autodefensa y comportamiento higiénico, por
lo cual es aconsejable limitar el empleo de tratamientos a autenticas
situaciones de necesidad.
AMPLIACIÓN DE VOLUMEN, PUESTA DE ALZAS
Dependiendo del desarrollo
de cada colmena, y a medida que completan la cámara de cría se procede
a la puesta de alzas.
Esta practica aparentemente simple reviste sin embargo cierto
grado de dificultad, siendo únicamente la experiencia la que da el sentido
y la medida justa del momento en el que proceder a su instalación.
Si nos adelantamos en la colocación de alzas provocamos un encogimiento de la bola de abejas incapaces de cubrir y calentar tanto volumen, sin embargo, si nos atrasamos en su colocación se puede producir un bloqueo de la colmena, por lo que es importante aprender a reconocer el momento adecuado.
Según va avanzando la primavera se van sucediendo distintas
floraciones, cada una de las cuales pone a disposición de la colmena distintos
productos.
Existen floraciones netamente poliníferas como la jara y estepa,
floraciones netamente nectáreas como el lavandín y floraciones mixtas, cada
una de las cuales proporciona una materia prima diferente que debe ser tenida en
cuenta para obtener el producto deseado.
Asimismo, cada floración melífera proporciona
una clase diferente de miel,
debiendo proceder a su extracción, siempre y cuando esta sea posible,
para la obtención de mieles monoflorales, ya
que en caso contrario
se iría almacenando la miel en la colmena
y cuando procediéramos a su o extracción obtendríamos la denominada
miel multifloral.
ENJAMBRAZÓN NATURAL Y ARTIFICIAL
Según va avanzando la primavera se llega a la época
de la enjambrazón natural.
Este fenómeno no se desarrolla todos los años,
siendo varias las causas que desencadenan su puesta en marcha, edad de las
reinas, intensidad de las floraciones, estado general de la colmena etc.
Para los apicultores, supone sin ningún genero de dudas un
quebradero de cabeza que les obliga a
permanecer atentos a la salida de enjambres para evitar su perdida.
Afortunadamente, la apicultura movilista permite la
eliminación de la enjambrazón natural mediante la sencilla practica de
proceder a la enjambrazón artificial, adelantándonos ligeramente al desarrollo
de la natural, de forma que sea el apicultor el que controla la situación en
todo momento.
La cría de zánganos es una de las claves que nos puede
dar idea de la época idónea para proceder a la enjambrazón, por supuesto las abejas disponen de su propio
calendario con las correspondientes correcciones en función de las variables de
cada campaña, pero sin duda, un síntoma que nos indica claramente la época idónea
para realizar la enjambrazón artificial es el desarrollo de la cría de zánganos
de cada colmena ya que de alguna manera es el paso previo para desencadenar la
enjambrazón, pues es necesario que se disponga de zánganos maduros para
asegurar una adecuada fecundación de las reinas vírgenes.
Son varias las causas que pueden desencadenar el inicio de
la cría de reinas, reina demasiado
vieja, reina defectuosa, reina inadecuadamente fecundada, superpoblación de la
colmena etc.
Las abejas nodrizas escogen una serie de larvas de menos de
tres días, alargan sus celdillas hacia abajo, dándoles forma de bellota, y las alimentan única y exclusivamente de jalea real.
Esta alimentación hace posible que la larva se desarrolle
completamente, con todos sus órganos reproductores, dando lugar al nacimiento,
a los dieciséis días de la puesta del huevo, de una reina.
Apenas nace la nueva reina, se dedica a matar a todas sus
rivales que están en un estado de desarrollo más tardío, para lo cual, abre
las celdillas reales por un costado y aguijonea repetidamente a la reina nonata.
En caso de que se produzca el nacimiento simultaneo de dos
o más reinas, se enzarzarán en
una pelea a muerte de la que únicamente quedara una superviviente.
No obstante, en el caso de colmenas muy pobladas y con
condiciones de floración y climatológicas muy favorables, las abejas obreras
impiden la lucha entre las reinas, mediante la practica del embolado. Este
consiste en que un numero entre cien y doscientas abejas envuelven completamente a la reina, siendo muy
característica la bola de abejas del tamaño aproximado de una nuez, de esta
forma, impiden la lucha entre reinas, y se
provoca la salida sucesiva de enjambres, que poco a poco a van reduciendo la población de la colmena a
veces hasta el punto de hacer peligrar su supervivencia.
Existen básicamente dos tipos de enjambres, el enjambre
primario, que como su propio nombre indica es el primero que sale y es el que se
lleva a la reina vieja, aunque en ocasiones
puede tener además alguna reina virgen
y los enjambres secundarios o jabardillos que pueden tener una o varias reinas vírgenes.
La salida del enjambre suele producirse alrededor del
mediodía, en principio se produce un gran revuelo de abejas que van saliendo de la colmena para
posarse en un lugar cercano sobre una rama de un árbol, una pared, e incluso en
el suelo.
Curiosamente, y en contraste con el revuelo de la salida,
el enjambre posado presenta un aspecto de calma total, con la forma típica de
racimo de abejas, del cual comienzan
a salir las exploradoras que en todas las
direcciones buscan un lugar adecuado para la fundación de la nueva colonia.
Una vez restablecida la normalidad en la colmena, las
abejas proceden a la eliminación de los restos de celdillas reales, y a cuidar
y alimentar a la reina superviviente hasta que esta llega a su madurez sexual a
los diez, quince días de edad, produciéndose en ese momento el inicio de los
vuelos nupciales.
Durante este periodo, es absolutamente desaconsejable abrir
o molestar a la colmena, ya que se produciría un estrés que no haría otra cosa que poner en
peligro la adecuada fecundación de la reina.
Durante los días sucesivos la reina irá realizando vuelos de fecundación, siendo fecundada
en cada uno de los vuelos por uno o varios zánganos hasta llenar completamente
la espermateca, donde almacenará y conservará los suficientes espermatozoides
para toda su vida productiva.
Acabados los vuelos nupciales, y llenada la espermateca, la
reina inicia la puesta de huevos.
Este es un periodo especialmente critico para la
supervivencia de la colmena, que se
encuentra, en este momento con una población mermada y sin que la reina nueva
se haya asentado definitivamente en la colmena, siendo absolutamente
contraproducente el abrir o molestar a la colmena durante este periodo.
La primera inspección tras la enjambrazón conviene pues
hacerla al menos un mes después del nacimiento de la reina, tiempo necesario para que la reina se
fecunde adecuadamente e inicie la puesta con normalidad.
LA GRAN MIELADA, LLENADO DE ALZAS
Continuando con el desarrollo de la campaña apícola
llegamos al momento de la gran mielada.
Este periodo presenta una gran variabilidad de épocas e
intensidades, dependiendo lógicamente de las zonas y las añadas, siendo básicamente
la época en que hay un mayor aporte de néctar a la colmena, que va siendo
madurado y convertido en miel para ser almacenado en los panales.
En esta época es importante estar pendiente del desarrollo
de la colmena, para ir aumentando su volumen en función de las necesidades, ya
que de no proceder así, podría suceder que la colmena se bloquease.
El bloqueo de la colmena se produce cuando hay un gran
aporte de néctar y de alguna
manera, la colmena se va quedando pequeña.
En caso de no dotar a la colmena de mas volumen, sucede que
a medida que van naciendo abejas, las pecoreadoras llenan sus celdillas con
miel, dejando a la reina sin sitio donde poder poner huevos, por lo que dejan de nacer abejas nuevas despoblándose la colmena, que
paradójicamente puede quedar llena de miel pero prácticamente vacía de
abejas.
En la antigüedad para extraer la miel se procedía a
cortar los panales llenos, machacándolos y dejando escurrir la miel sobre unos
cedazos preparados al efecto.
En la actualidad, y gracias a las modernas colmenas de
panales móviles, no es necesario destruir los panales para extraer la miel,
pudiendo reutilizarse estos una vez vacíos ahorrando por tanto un trabajo muy
costoso para las abejas.
Para proceder a la extracción de la miel, debemos esperar
a que los panales estén en su mayor parte operculados, ya que de no ser así,
la miel cosechada podría tener un grado de humedad superior al adecuado,
pudiendo producirse la fermentación con la consiguiente perdida del producto.
También es importante tener en cuenta, que para proceder a
la extracción de miel, conviene no dejar que la floración se agote
completamente, ya que en este caso podrían desarrollarse situaciones de
pillaje.
El pillaje, consiste en la actividad de robo que se
desencadena cuando recién acabada una floración las abejas mantienen su estado
de excitación y al no encontrar néctar
en el campo, proceden a robar la miel a las colmenas más flojas, llegando a
hacerlas desaparecer.
El desencadenamiento del pillaje puede arruinar al mejor
colmenar, por lo que el apicultor debe extremar las medidas preventivas al
proceder a la extracción de miel, realizándolo como ha quedado dicho antes de
que se acabe completamente la floración, y en caso de no ser posible, limpiar rápida y concienzudamente
cualquier gota de miel que pudiera caer al suelo o sobre las colmenas.
Una vez acabada la estación de miel y las expectativas de
nuevas floraciones que pudieran proporcionar alguna mielada, se procede a la
retirada de alzas.
La retirada de alzas, tiene por objeto el adecuar el
volumen de la colmena a una menor población y temperatura durante el invierno,
de forma que les resulte a las abejas más fácil el mantener la temperatura mínima
vital de la colmena con un gasto menor de combustible, es decir de miel.
Al realizar la retirada de alzas, debemos revisar la cámara
de cría, sustituyendo los cuadros mas viejos y vacíos que tuviera por los
cuadros que han quedado en el alza con algo de miel, cuya extracción al ser pocos los
cuadros y poca la cantidad de miel que tienen no resulta rentable, pero que sin
embargo resultan idóneos para la reestructuración del nido de cría de cara a
la invernada.
Es importante tener en cuenta que la retirada de alzas debe
realizarse en el otoño temprano, con algo de miel en el campo, para dar tiempo
a las abejas a reestructurar su nido que durante nuestras intervenciones a lo
largo del año hemos ido alterando.
Revisar concienzudamente los diferentes componentes de la
colmena, sustituyendo las partes deterioradas que serán llevadas al almacén
para su revisión y reparación, concluye con las faenas del año apícola.
El invierno, supone un periodo de descanso y escasa
actividad para las abejas, pero no así para el apicultor, que debe aprovechar
el tiempo para poner a punto el material, ya que con la llegada de la primavera
la urgencia de las actividades, no dejará tiempo para esa labor.
Entre las labores de mantenimiento a realizar durante el
invierno, merecen destacar:
Fundido de panales viejos y obtención de cera en tortas.
Limpieza y desinfección de cuadros.
Alambrado de cuadros y montaje de laminas de cera.
Pintado y reparación de alzas y cajas.
Acopio de consumibles para la próxima campaña.
Finalmente, la labor fundamental a realizar durante el
invierno, y que de alguna manera justifica toda la actividad apícola, es sin
duda la venta de miel y otros productos obtenidos, coincidiendo afortunadamente
con la época de mayor consumo de estos productos, con lo que el apicultor
recibe los frutos de su trabajo de todo el año y se cierra el ciclo de
actividades apícolas.
APICULTOR
Febrero 1999
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