La apicultura a través de los tiempos
Los primeros documentos conocidos sobre la apicultura, son las pinturas rupestres en la cueva de la Araña en Bicorp, Valencia, España, representando a una persona colgada de unas cuerdas apoderándose de un panal de miel.
Otras representaciones rupestres las tenemos en Sudáfrica en la cueva Eland, que curiosamente mantiene un enorme parecido con las pinturas de la Cueva de la Araña.
En Zimbabwe, existen otras pinturas rupestres que sin embargo presentan ya un gran adelanto respecto a las anteriores, y es que como se puede contemplar ya se había descubierto las ventajas del empleo del humo para conseguir reducir la agresividad de las colmenas durante el proceso de robo de miel.
Mas reciente, pero perdidas también entre las nieblas del pasado tenemos las continuas referencias a la miel en la Biblia, tanto en el antiguo como en al moderno testamento.
Salomón
dice en sus proverbios “ Come hijo miel porque es bueno”, y el pueblo de
Israel, en su peregrinar ansiaba encontrar una tierra en la que manaba leche y
miel.
En el antiguo Egipto, uno de los títulos del faraón era, señor del alto y bajo Egipto, representado por el Papiro y la Abeja y en muchos de los nombres de los faraones podemos observar el cartucho que encierra al papiro y a la abeja junto a su nombre como símbolo de su poder.
También
los egipcios fueron los primeros apicultores trashumantes de los que se tenga
noticia, ya que transportaban sus colmenas en barcazas por el Nilo siguiendo las
diferentes floraciones.
En la antigua Grecia las primeras reseñas sobre la apicultura se pierden en los siglos y son descritas por la mitología sin que se pueda precisar una fecha exacta.
La apicultura de Creta es conocida desde la época minoica de la que procede el hermoso colgante de oro encontrado en la Malía que representa dos abejas libando una gota de miel
La cera de Abejas también fue empleada por Icaro para construir unas alas con las que escapar del laberinto del minotauro, pero su imprudencia le hizo volar tan alto que el sol derritió sus alas provocando su caída y su muerte.
Según la mitología griega, la aparición de la apicultura se debe a Aristeo, sobre el que se cuenta la siguiente leyenda:
Paseándose un bello día en la verde montaña de Pelión Apolo descubrió una virgen de una gran belleza llamada Cyrene, prendado de ella la convenció para seguirle a Libia. En este país construyo una ciudad en su honor a la que llamo Cyrene desposándola y teniendo un hijo con ella al que puso el nombre de Aristeo.
Según las costumbres de los dioses Apolo envió su hijo a las Ninfas para que le alimentaran y le criaran, lo que realizaron con gran esmero.
Las Ninfas le enseñaron el arte de la agricultura y sobre todo de la apicultura.
Cuando Aristeo alcanzo la edad adulta, sintió el deseo de enseñar a los hombres los conocimientos que había recibido de las Ninfas. Con este fin, visito la isla de Kea, en el mar Egeo, donde enseño el arte de la apicultura a sus moradores.
Al parecer la permanencia de Aristeo en la isla de Kea, y su magisterio de la apicultura duró mucho tiempo, dejando a su partida algunos bastardos a modo de recuerdo, y siendo, según la tradición, colmado de honores por los habitantes agradecidos.
Por otra parte los habitantes de esta isla, para honrar la memoria de Aristeo, acuñaron monedas con su efigie.
Tras abandonar la isla de Kea, según narra el anciano poeta Pindaro, Aristeo se dirigió con el mismo fin de enseñar la apicultura a la Arcadia en el Peloponeso, donde sus habitantes le trataron con todos los honores debidos a u n semidiós.
Un día , cuando descansaba de sus enseñanzas sobre la apicultura, descubrió en su paseo, en un sitio encantador, a la Ninfa Eurydice, esposa de Orfeo. Cautivado por su gran belleza experimentó por ella una gran pasión, como ella rehusó su amor, él intento violarla, pero Eurydice gracias a su agilidad logró escapar, y en su huida piso una serpiente venenosa que la mordió y causó su muerte.
Las Ninfas irritadas con Aristeo que era el culpable de la muerte de su hermana Eurydice, le castigaron matando todas sus colmenas, a pesar de ser consideradas como las protectoras de las abejas y ser llamadas también Ninfas apicultoras.
Para desagraviar a las Ninfas, Aristeo, Siguiendo el consejo de su madre, que había consultado al dios Proteo, guardián de los rebaños de Neptuno, sacrifico 4 bueyes y 4 vacas, tras lo cual las Ninfas se aplacaron inmediatamente e hicieron surgir de las entrañas corrompidas de las bestias nuevos enjambres de abejas, bendiciéndoles incluso para que obtuvieran una abundante cosecha de miel.
Tras
esta reconciliación con las Ninfas, Aristeo visitó con el fin de enseñar la
apicultura Sicilia, Tracia, donde
griegos y bárbaros le recibieron con los honores reservados únicamente a los
dioses, como narra el autor griego Diodore de Sicilia.
En la época romana el gran poeta Virgilio retomaría la leyenda de Aristeo y las Ninfas en sus Geórgicas, para explicar los pasos a dar para recuperar las abejas tras una perdida de colmenas, extendiéndose por otra parte en consideraciones sobre como han de ser los emplazamientos de los colmenares, sobre las plantas que mas convienen a las abejas, y de las propiedades de las abejas, infundidas por el mismo Júpiter (El Zeus Griego) como premio por haber sido alimentado con leche y miel que le proporcionaron Melissa, hija del rey de Creta y la cabra de largos cuernos Amaltea, desde su nacimiento y durante el tiempo en que fue criado en la cueva de Dictea.
También
en la antigua Roma el hidromiel, vino elaborado con miel, era considerado el licor
de los dioses, y la miel era tan apreciada que algunos impuestos eran recaudados
en miel, siendo ya refutada en aquella época la miel de Hispania. Donde los
tartesios Gargoris y Habidis ya practicaban la apicultura como evidencia su
sobrenombre de "El Melicola"
Tras
la invasión de los árabes, la apicultura se desarrolla y la miel es uno de los
alimentos considerados puros por el Corán siendo la miel un componente de
importancia en la cocina legándonos algunas recetas culinarias que persisten en
la actualidad como el alajú postre
típicamente árabe, los pestiños
y algunos otros.
Durante
la edad media la apicultura se mantiene como fuente fundamental de cera para el
culto, manteniéndose en muchos casos la apicultura como una actividad propia de
los conventos, situación que por otra parte se repite y mantiene a lo largo del
tiempo y en diferentes lugares, siendo con mucha frecuencia los hombres de
iglesia los que contribuyen de una manera mas importante al desarrollo de las técnicas
apícolas.
En
1586, Luis Méndez de Torres publica en Alcalá de Henares el primer libro de
apicultura escrito en castellano, constituyendo un autentico manual de la
actividad apícola, y con aportaciones tan avanzadas para la época como el
conocimiento del sexo de la reina, y referencias acertadas sobre enfermedades,
reproducción , búsqueda de enjambres etc. etc.
Tras
el descubrimiento de América las abejas son llevadas al nuevo mundo, ya que con
anterioridad no existían allí, donde únicamente eran conocidas las abejas sin
aguijón llamadas meliponas.
En lo que se refiere al tipo de colmenas utilizados en las diferentes partes del mundo , salvando las distancias, todas presentan grandes semejanzas, reduciéndose a un cubículo de tamaño variable donde alojar el enjambre y permitir que las abejas construyan sus propios panales.
Sin embargo la disponibilidad de unos u otros materiales ha generando la diversidad de colmenas, existiendo colmenas de diferentes fibras vegetales, paja, esparto, mimbre, carrizo, caña, corteza etc.
Colmenas
singulares, Kranjik, de arcilla, carrizo
de la Alpujarra, esculturas polacas, vasos de mimbre, esparto, caña. el
reciclaje en la construcción de colmenas, como
pueden observarse en las diapositivas
Es sin embargo en el nuevo mundo donde en 1852 se descubriría por el reverendo Lorenzo Lorraine Langstroth lo que unánimemente es considerado como el punto de inflexión entre la antigua y la moderna apicultura.
Langstroth descubrió que si se mantenía un espacio entre panales para facilitar el paso de las abejas, estas los respetaban y no pegaban los panales a las paredes de la colmena, con lo que se facilitaba la extracción de los panales para su examen y renovación.
Este
descubrimiento encadenó toda una serie de nuevos aportes y descubrimientos a la
actividad apícola entre los que destacan con luz propia la lamina de cera
estampada, el extractor de miel, los diferentes métodos de cría de reinas
incluidos los excluidores de reina etc.etc.
Con el descubrimiento del panal móvil y de la extracción de la miel de los panales mediante la fuerza centrífuga ya no es necesario estrujar los panales para obtener la miel, sino que la miel se extrae sin destruir los panales aumentando considerablemente la producción de miel al ahorrarles a las abejas el trabajo de tener que construir nuevos panales cada vez, disminuyendo consecuentemente la producción de cera que por otra parte sufrirá sucesivas devaluaciones debido a la aparición de las ceras minerales.
En la actualidad se están desarrollando nuevas facetas de la actividad apícola como pueden ser las producciones alternativas de polen, jalea real, propóleo e incluso la aplicación del veneno de abejas en lo que se denomina apiterapia es decir terapia con los productos apícolas, lo que los coreanos denominan como "la medicina de Dios"
También
se esta reivindicando la actividad polinizadora de las abejas como colaboración
indispensable en el mantenimiento de ecosistemas.
Finalmente quisiera hacer un ruego a los habitantes de Cifuentes en el sentido de quien pudiera aportar alguna información sobre una escuela de apicultura que al parecer existió en el camino de Ruguilla, y por supuesto de agradecer las aportaciones que puedan hacerse al museo de apicultura de Azuqueca como medio de preservar la memoria de la Apicultura en una zona tan tradicional como la Alcarria
Charla divulgada en Cifuentes, Guadalajara, España durante las jornadas medievales del año 2001
aulaapicola@gmail.com aulaapicola@azuqueca.net http://www.azuqueca.net/plantillas/apicola.htm